Si atendemos a las estadísticas del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebro-vasculares de la Sociedad Española de Neurología (GEECV-SEN) facilitadas por la FEI (Federación Española del Ictus), el ictus o accidente cerebro-vascular es la primera causa de mortalidad entre las mujeres españolas y la segunda en los varones.
Anualmente se detectan 120.000 casos nuevos de esta enfermedad producida por una disminución u obstrucción del flujo sanguíneo por la que la sangre es incapaz de llegar al cerebro en su cantidad necesaria para oxigenar a las células nerviosas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para el año 2050 la población mayor de 65 años representará el 46% del total, y casi la mitad de ellos podría sufrir un accidente cerebro-vascular.
Conozcamos un poco más sobre esta enfermedad y sus síntomas más comunes cuya detección puede ayudarnos a combatir
Indice de contenidos
¿Qué es el ictus cerebral?
Un ictus, infarto cerebral, accidente cerebro-vascular o también conocido como embolia o trombosis, es una alteración de la circulación cerebral que provoca la insuficiencia de oxigeno en la zona neuronal, causando daños que, a menudo, son irreparables o incluso mortales.
La lesión encefálica puede clasificarse en isquémica y hemorrágica. La primera se da en más de 80 % de los casos debido a la obstrucción, ya sea parcial o total, de las arterias que transportan la sangre desde el corazón hasta el cerebro. Esta obstrucción provoca que haya riego sanguíneo insuficiente en los centros neuronales que ordenan las diferentes funciones de nuestro organismo. Por su parte, el ictus hemorrágico tiene menor impacto (en apenas un 20% de los casos) y está provocado por la rotura de un vaso sanguíneo encefálico. Un sangrado que daña el tejido cerebral y que puede causar la muerte en mayor medida que el ictus de carácter isquémico. Está asociado a factores de riesgo específicos, como una alta tensión arterial, o el consumo frecuente de tabaco o cocaína.
Causas y factores del accidente cerebro-vascular
El ictus suele presentarse de manera repentina, aunque en muchas ocasiones está asociado a unas causas o factores de riesgo que aumentan las probabilidades de sufrirlo:
- Edad: A más edad, mayor número de probabilidades de sufrir un ictus. Generalmente la edad establecida a partir de la cual es posible que aparezca un ictus es la de 55-60 años, lo cual no quiere decir que niños o adultos que no hayan alcanzado esta edad no puedan sufrir un accidente cerebro-vascular.
- Sexo: El ictus aparece en el mismo número de casos en hombres y mujeres. Sin embargo, su índice de mortalidad es mayor entre el género femenino.
- Antecedentes familiares: Cuando han existido casos de ictus en familiares cercanos, aumenta el riesgo de sufrirlo, por lo que es recomendable una mayor prevención y observación.
- Hipertensión arterial: una alta presión sanguínea es uno de factores de riesgo de ictus de mayor incidencia. Ante valores que sean superiores a 130/85 se recomienda una mayor vigilancia.
- Sufrir o haber sufrido algún tipo de enfermedad cardíaca: Personas que han sufrido angina de pecho o infarto de miocardio o que tienen algún problema cardiaco (arritmias) tienen mayor riesgo de padecer un accidente cerebro-vascular.
- El consumo de tabaco, drogas y alcohol: Llevar una vida no saludable con consumo habitual de alcohol, drogas y tabaco, así como una vida sedentaria aumenta las posibilidades de aparición repentina de ictus.
La Sociedad Española de Neurología ha establecido unas recomendaciones de hábitos a seguir para evitar sufrir un ictus, entre los que se encuentran llevar una vida saludable, practicar ejercicio, no fumar ni consumir drogas,moderar el consumo de alcohol o llevar un control regular de la presión arterial.
Cuatro señales de la posible aparición de un ictus
Aunque el ictus suele aparecer de modo súbito, en ocasiones su proceso de desarrollo no es inmediato y puede comenzar y/o empeorar durante el paso de horas o días. En cualquier caso siempre es conveniente estar alerta de los cuatro signos principales que anuncian un posible infarto cerebral. Señales que suelen ser comunes a todo aquel que sufre este accidente cerebro-vascular y que pueden ayudarnos a contrarrestar su aparición o a minimizar sus daños.
- Pérdida de sensibilidad del rostro: Si de repente notas que has perdido sensibilidad de un lado de tu rostro y que eres incapaz de, por ejemplo, sonreír, es posible que estés ante un síntoma de ictus cerebral. También puedes notar incapacidad u hormigueo en brazo o piernas.
- Problemas en el habla: La dificultad en el lenguaje y la comunicación es uno de los primeros síntomas indicativos de que una persona puede estar sufriendo un ictus. Al igual que la confusión repentina para entender y comprender palabras o situaciones habitualmente cotidianas.
- Pérdida de visión: Si de modo repentino, notas una pérdida de visión en uno o los dos ojos, puede deberse a un ictus, aunque también a otros tipos de molestias o enfermedades.
- Dolor de cabeza y mareos repentinos: Junto con la pérdida total o parcial de la visión, la sensación de vértigo, dolor de cabeza agudo o mareos puede asociarse a la aparición de un ictus cerebral.
Ante la presencia de alguna de estas manifestaciones es importante acudir a las urgencias hospitalarias o llamar al 112 para los servicios de emergencias realicen todos los exámenes y pruebas que puedan detectar con suficiente tiempo de reacción un accidente cerebro-vascular. Se ha demostrado que identificar inmediatamente estos síntomas y tratarlos con celeridad por profesionales neurólogos permiten una recuperación total o con pocas secuelas.