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Cursos homologados para cocineros y pinches en Sanidad
El mundo de la cocina es fascinante. Se suele encumbrar a la gastronomía hasta elevarla en estos tiempos a la altura de las artes más refinadas. De la misma manera que un artista crea de la nada su obra, las presentaciones físicas de las recetas, las preparaciones alternativas más creativas o las combinaciones de sabores introducen tantas variables en los platos que hacen interminable el enriquecimiento continuo de cualquier gastronomía a todos los niveles.
Pero ¿puede la cocina convertirse en una herramienta de ayuda al prójimo? Desde luego que sí. La alimentación es una necesidad básica y ayudar de la forma más eficiente posible a quienes lo necesitan ofrece una dimensión altruista y reconfortante a quien cocina con esos principios.
Sin embargo, no es necesario acudir a lugares donde la alimentación es frente de batalla de las necesidades humanas básicas, no hay que enrolarse en una ONG o prestar parte de las habilidades de cocina a un albergue o en un despacho de comidas para personas excluidas socialmente. Se puede cocinar, ser cocinero, y asistir a las personas que más lo necesitan de manera profesional, con formación específica y cada día de cada semana, de cada mes de trabajo ¿Cómo?
Pues trabajando como cocinero en centros hospitalarios, en residencias y en comunidades asistenciales como los que proponen los cursos homologados para pinches y cocineros del sistema de enseñanza de Appf.
Pero ¿en qué se diferencia un cocinero profesional de otro que desarrolle su trabajo en exclusiva en esos entornos sociosanitarios?
Vamos a verlo, vamos a ver esas diferencias:
- Dietas. Los cocineros de centros sociosanitarios deben conocer y saber confeccionar dietas y programas dietéticos específicos con sus variaciones para personas de edad, para menores, para enfermos con diferentes intolerancias y patologías. Dietas de refuerzo, alimentación con la que mejorar la hidratación, la absorción de nutrientes y para colaborar con la administración de fármacos y tratamientos. Los cursos homologados de Appf desarrollan este y otros aspectos básicos de la preparación del profesional de cocina.
- Flexibilidad. Los cocineros de hospitales y de centros afines se les presupone la virtud de la flexibilidad en la confección de cantidades y de variaciones de sus preparaciones de comida que se han de suministrar en horarios y en días no específicos y cuya demanda depende de los ingresos y de las necesidades particulares de las personas asistidas en los centos. Se trata de una tarea que está al servicio del enfermo y que es parte indisoluble del proceso de recuperación.
- Trabajo en equipo. Las tares de cocina son labores que por su volumen y dedicación deben estar bien organizadas, en la que los errores pueden magnificarse, y para la que no hay otra opción que el trabajo en equipo en tares escalonadas, por áreas o fases de preparación.
- Conservación y manipulación de alimentos. El requerimiento de un título en vigor de manipulador de alimentos es básico por la sensibilidad de las personas a las que va dirigida la comida. Alimentos que deben respetar ciclos de maduración, una gestión adecuada de la conservación de la cadena del frío o el mantenimiento de temperaturas para garantizar las condiciones nutricionales de cada uno de los componentes de los alimentos.
Si aspiras a unir un espíritu profesional a tu vocación por la cocina y poner tu trabajo al servicio de quien lo necesita, tal vez quieras saber más de los cursos homologados para personal no sanitario para cocineros. Puede que estemos hablando de una oportunidad única ¿Qué dices?
Curso homologados para cocineros con humanidad y dedicación de serie.
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