Muchos meses de preparación a una oposición. Esfuerzo, dedicación y sacrificio. Has dejado tus actividades de tiempo libre favoritas de lado. Te has negado muchas veces a propuestas de tus amigos y familiares. Has estudiado a conciencia y crees tenerlo todo bajo control ante la prueba final que ya se aproxima. Todo, excepto una cosa, tus nervios.
Es importante mantener la calma cuando llega el examen final de una oposición, la inquietud y la pérdida de la tranquilidad son capaces de mermar la confianza, nublar tu mente y tirar por tierra todo lo aprendido, por eso, no debes dejar que la ansiedad se convierta en el principal enemigo de tu éxito en una oposición. Si por naturaleza, el estrés forma parte de tu estado físico y psicológico, debes saber que hasta él puede trabajarse.
Te damos algunas claves de cómo afrontar con tranquilidad y, por tanto, con plena confianza y seguridad un examen final.
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El nerviosismo anticipado. Estrés mientas estudiamos
En ocasiones la ansiedad no sobreviene en el momento inmediatamente anterior al examen, sino que hace acto de presencia durante el proceso de preparación de una oposición. Es lo que se conoce como ansiedad anticipatoria.
Grandes dosis de preocupación ante el éxito, predicciones de futuro que habitualmente suelen tener carácter negativo, ansiedad por no tenerlo todo bajo control. Todo ello desemboca en miedos y temores que son contraproducentes en la confianza del estudiante e incluso, en su rendimiento final.
Para enfrentarte a estos pensamientos, debes mantener una actitud positiva, ser consciente de que no puedes controlarlo todo, estudiar al máximo y confiar en tus posibilidades, evitar el perfeccionismo y saber manejar los márgenes de error. De este modo mejoraras la autoestima y no le restarás posibilidades a conseguir aprobar tu examen.
Recuerda, los peores miedos vienen de la anticipación.
La ansiedad frente al papel. El temido examen final
Llegó el día. En unas horas estarás sentado poniendo a prueba tus conocimientos adquiridos durante la preparación de una oposición. Puede que aparezca el malhumor, la desconcentración, cierto bloqueo mental y enormes dudas sobre la memorización del temario. Los nervios te dicen que no aprobarás. Tú tienes que contrarrestar su mensaje pesimista demostrando lo contrario.
La ansiedad situacional afecta en varios niveles. El mental o cognitivo, ese “quedarse en blanco” que puede llegar incluso a crear dificultades al leer. El nivel fisiológico, con alteraciones en respiración, sudoración, dolor de estómago, etc. Y por último a nivel conductual, una modificación de tus conductas provocadas por los nervios propios del examen como tics gestuales, risa nerviosa, tartamudeo, etc.
En el preciso momento del examen no hay nada como realizar un ejercicio de autoconocimiento, detectar tu estado de nerviosismo y trabajar por eliminarlo, utilizar mensajes motivadores. Procura hablar con tus compañeros o con el resto de candidatos de otras cuestiones diferentes a las del examen, repasa mentalmente la parte de temario que mejor has aprendido, reforzando así tu seguridad y reduciendo la posible ansiedad y no caigas en el error de pretender recordar todos los temas, repasando en tu cabeza si los has aprendido debidamente.
Incluso, puedes utilizar técnicas de respiración abdominal o de relajación muscular que serán de gran ayuda.
Consejos de utilidad para trabajar la calma el día antes del examen
Ni durante la fase de preparación de una oposición. Ni justo en los instantes previos al examen. Prueba a poner en práctica estos consejos el día antes de la prueba final y a buen seguro, lograrás mantener cierta tranquilidad:
- No pretendas estudiar a marchas forzadas aquellas partes del temario que todavía no has estudiado. Si lo último que estudias a fondo es lo que menos preparado tienes, tu sensación de inseguridad se verá incrementada.
- Realiza algo de ejercicio físico para aliviar tensiones.
- Como mínimo, 7 horas. El descanso es fundamental para conseguir tu estado de rendimiento óptimo. No pases la noche en vela estudiando. Procura mantener tus rutinas de sueño y levántate (a ser posible) a la misma hora de todos los días.
- Haz esa actividad o hobbie que tanto te gusta. Desconectar la mente con tu afición favorita puede ayudarte a aplacar nervios. Mira la televisión, lee un libro, ve una serie o película. Pensarás que estás desaprovechando el tiempo, pero es justo lo opuesto. Estarás dosificando a tu mente para lograr su objetivo final.
Y siempre ten plena confianza en tus posibilidades. Tienes muchos conocimientos acumulados. Te has esforzado al máximo y es hora de demostrarlo. Los nervios son la última de tus preocupaciones.
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