
Preparar unas oposiciones por libre es una decisión valiente. Significa confiar en tu capacidad de organización, en tu disciplina y en tu constancia. No hay academia que te marque el ritmo, ni tutor que te recuerde el calendario: el protagonista eres tú.
Y aunque el camino no es fácil, cada año miles de opositores consiguen aprobar sin apoyo externo, demostrando que sí es posible alcanzar una plaza con esfuerzo, estrategia y una buena planificación.
Pero… ¿por dónde empezar? ¿Cuánto tiempo dedicar? ¿Qué ventajas y desventajas tiene estudiar sin academia?
En esta guía realista para preparar oposiciones por libre, repasamos los pasos esenciales, las herramientas que pueden ayudarte y los errores más comunes que deberías evitar. Todo explicado desde la práctica y con una visión honesta del proceso.
Tanto si estás dando tus primeros pasos como si llevas meses estudiando y necesitas reorientar tu método, aquí encontrarás consejos prácticos y recursos útiles para afrontar tu oposición con cabeza, motivación y una buena dosis de planificación.
Indice de contenidos
¿Es viable preparar una oposición por libre?
Claro que sí. Preparar unas oposiciones por libre es totalmente posible. No es el camino más fácil, pero sí uno de los más gratificantes. Si te organizas bien y sabes mantener la cabeza fría, puedes conseguir exactamente lo mismo que alguien que va a una academia. La diferencia es que tú mandas. Tú decides cuándo, cómo y cuánto estudiar.
Eso sí: también eres quien tiene que tirar del carro cuando la motivación flojea o el temario se te hace cuesta arriba. Por eso, antes de lanzarte a por todas, conviene hacerte una pregunta sincera: ¿tienes la disciplina y la constancia que esto requiere? Si la respuesta es “sí”, sigue leyendo, porque este método puede encajarte a la perfección.
| Aspecto | Por libre | Con academia |
|---|---|---|
| Coste económico | Más económico: sin cuotas mensuales ni materiales obligatorios. | Precio medio entre 60 € y 150 € al mes según academia. |
| Flexibilidad horaria | Total libertad para adaptar el horario a tu vida laboral o personal. | Horario fijo con clases o tutorías establecidas. |
| Seguimiento y correcciones | Depende de tu autoevaluación y disciplina. | Evaluación y feedback constante de preparadores. |
| Actualización del temario | Responsabilidad del opositor. | Las academias suelen actualizar el material automáticamente. |
| Motivación y acompañamiento | Puede costar más mantener la constancia. | Mayor apoyo emocional y sensación de grupo. |
| Rendimiento final | Depende 100 % de la organización y constancia del opositor. | Depende de la calidad de la academia y la implicación del alumno. |
No hace falta ser un genio ni tener 10 horas libres al día. Pero sí hay un tipo de perfil que suele funcionar muy bien en esta modalidad:
- Personas organizadas, que no necesitan que nadie les marque el ritmo.
- Opositores constantes, que prefieren ir paso a paso sin depender del grupo.
- Gente curiosa, que no se conforma con un resumen y busca entender a fondo el temario.
- Estudiantes con cabeza fría, capaces de gestionar los bajones y seguir adelante.
Ventajas clave de la preparación sin academia
Muchos opositores deciden preparar su oposición por libre por una razón muy sencilla: les da libertad.
Aquí tienes algunas de las ventajas más potentes:
- Tú eliges el horario. Puedes estudiar por las mañanas, por las noches o a ratos, sin depender de nadie.
- Ahorras dinero. Adiós a las mensualidades de academias o preparadores.
- Personalizas tu método. Si algo no te funciona, lo cambias. Sin explicaciones.
- Te conoces mejor. Acabarás entendiendo qué técnicas te van bien y cuáles no.
Esa sensación de independencia y control engancha. Al final, cuando avanzas por tu cuenta, cada tema dominado sabe el doble de bien.

Riesgos y limitaciones de la modalidad por libre
No todo son ventajas, claro. Prepararte por libre también tiene sus riesgos:
- Puedes perder el rumbo si no tienes un plan de estudio claro.
- A veces cuesta mantener la motivación cuando no hay nadie corrigiendo ni empujando.
- La actualización del temario depende de ti: tendrás que estar pendiente del BOE y las convocatorias.
- No siempre es fácil comparar tu nivel con otros opositores si no haces simulacros o test reales.
¿La clave? Buscar el equilibrio. No hace falta hacerlo todo solo: puedes apoyarte en comunidades online, grupos de Telegram o foros de opositores. Así compartes dudas, materiales y, sobre todo, motivación.
Elección estratégica de la oposición adecuada
Uno de los errores más comunes entre quienes empiezan a opositar es elegir la oposición sin una estrategia clara. A veces nos dejamos llevar por lo que estudian los demás o por la plaza que parece “más fácil”, pero en realidad cada oposición tiene su propio nivel de exigencia, un temario distinto y un sistema de méritos específico.
Si vas a preparar tus oposiciones por libre, elegir bien el destino al que apuntas es medio camino ganado.
Antes de decidirte, merece la pena sentarte con calma y analizar varios factores técnicos que marcan la diferencia entre opositar con cabeza o hacerlo a ciegas.
- Nivel de cuerpo o escala. No es lo mismo preparar un C2 (como Auxiliar Administrativo) que un A1 (como Profesor de Secundaria). El tiempo, la complejidad del temario y el tipo de pruebas cambian mucho.
- Número de plazas y convocatoria. Revisa las últimas ofertas públicas de empleo (OPE), los datos de convocatorias anteriores y la frecuencia con la que salen plazas en tu comunidad. Cuantas más convocatorias regulares haya, más opciones tendrás a medio plazo.
- Baremo de méritos. En cuerpos docentes, el concurso-oposición valora tanto la nota del examen como la puntuación por formación y experiencia. Si partes sin puntos, puedes tardar más en alcanzar el equilibrio frente a otros candidatos.
- Cobertura legislativa y normativa. No todos los temarios se actualizan igual. Por ejemplo, oposiciones de educación o sanidad suelen cambiar con cada reforma legal. Si eliges una especialidad muy sujeta a cambios normativos, tendrás que estar pendiente del BOE y de los decretos autonómicos.
Para que te hagas una idea más clara de cómo se estructuran los niveles en la Administración Pública, te dejamos una tabla con los grupos más habituales y sus características principales:
| Nivel / Grupo | Titulación requerida | Ejemplos de cuerpos u oposiciones | Características principales |
|---|---|---|---|
| Grupo A1 | Grado universitario o licenciatura | Profesorado de Secundaria, Inspectores de Educación, Técnicos Superiores | Mayor responsabilidad y retribución; suelen incluir pruebas teóricas, prácticas y defensa oral. |
| Grupo A2 | Grado o diplomatura universitaria | Maestros de Educación Primaria, Técnicos de Gestión, Enfermería | Enfoque técnico o docente, temarios amplios y fase de concurso-oposición habitual. |
| Grupo B | Título de Técnico Superior (FP Grado Superior) | Técnicos especialistas en laboratorio, informática, mantenimiento, etc. | Acceso menos frecuente; centrado en especialidades técnicas concretas. |
| Grupo C1 | Bachillerato o equivalente | Administrativos, Policías Locales, Agentes de Tráfico | Temarios de complejidad media y pruebas tipo test o prácticas. |
| Grupo C2 | Graduado en ESO o equivalente | Auxiliares Administrativos, Subalternos, Conserjes | Procesos más accesibles y temarios reducidos, ideales para opositores que se inician. |
| Agrupaciones Profesionales | Sin titulación obligatoria | Personal de servicios, operarios, peones | Tareas de apoyo o mantenimiento; pruebas prácticas y teóricas básicas. |
Factores para elegir temario, convocatoria y cuerpo docente
El temario es el corazón de cualquier oposición, así que no lo tomes a la ligera. Lo ideal es revisar varios temarios disponibles (oficiales o de editoriales especializadas) y valorar cuál encaja contigo.
Algunas claves para decidir:
- Extensión y dificultad. Hay temarios con 25 temas y otros con más de 70. Calcula cuánto tiempo puedes dedicar a la semana y si te da margen para abarcarlo bien.
- Actualización y fuentes. Asegúrate de que los materiales estén adaptados a la última normativa. No sirve de nada estudiar con legislación desfasada.
- Cuerpo y funciones. Piensa en el trabajo que harás si consigues la plaza. ¿Te ves dando clase? ¿Prefieres tareas administrativas? ¿Te motiva el contacto con el público?
También es importante analizar la convocatoria actual o las más recientes. Así sabrás cómo se estructura el examen (test, desarrollo, supuestos prácticos, defensa oral…) y qué partes pesan más en la nota final.
Por último, si te planteas oposiciones docentes, dedica un rato a investigar las diferencias entre cuerpos: Maestros, Secundaria, Formación Profesional, EOI… Cada uno tiene su propio sistema de ingreso, temario y requisitos académicos.
Diseño del plan de estudio, cronograma y temario
Vale, ya tienes clara la oposición a la que te vas a presentar. Ahora toca lo más importante: diseñar un plan de estudio realista y que puedas mantener en el tiempo.
No sirve de nada hacer un horario de 10 horas diarias si al tercer día estás quemado. El truco está en planificar con cabeza y constancia, no con prisa.
Preparar una oposición por libre significa que tú eres tu propio preparador, así que necesitas tener muy claro qué vas a estudiar, cómo lo vas a repartir y cuándo vas a repasar.
| Día | Bloques de estudio | Tipo de actividad | Objetivo del día |
|---|---|---|---|
| Lunes | Tema nuevo + repaso breve | Lectura comprensiva + subrayado | Asimilar ideas principales |
| Martes | Ampliación del tema anterior | Esquema y resumen | Conectar conceptos |
| Miércoles | Tema nuevo + test rápido | Aprendizaje activo | Medir nivel de comprensión |
| Jueves | Repaso de temas anteriores | Repetición espaciada | Consolidar memoria |
| Viernes | Simulacro corto | Test cronometrado | Entrenar concentración y gestión del tiempo |
| Sábado | Revisión general + repaso libre | Lectura + repaso activo | Detectar puntos débiles |
| Domingo | Descanso o repaso ligero | Relajación y desconexión | Recargar energía mental |
Elaboración del cronograma de estudio: fases, bloques y hitos
Un buen cronograma de estudio te marca el camino y evita que te pierdas. Lo ideal es dividir el proceso en fases que te ayuden a tener siempre una meta a corto y medio plazo.
Por ejemplo:
- Fase 1: Toma de contacto. Primeras semanas para familiarizarte con el temario, la convocatoria y la estructura de examen.
- Fase 2: Asimilación. Estudio progresivo de temas nuevos, combinando lectura, subrayado y esquemas.
- Fase 3: Consolidación. Repasos periódicos, test y simulacros para medir tu progreso.
- Fase 4: Afianzamiento. Revisión final y repaso intensivo de los temas más flojos antes del examen.
Cada fase debería tener bloques de contenido y hitos concretos, como “dominar 10 temas antes de fin de mes” o “hacer un test semanal”.

Lo importante es que el plan sea flexible pero exigente. Si un día fallas, reajusta; no tires el plan entero.
Organización del temario específico y normativa vigente
El temario es tu campo de batalla, y organizarlo bien desde el principio te ahorra muchísimo tiempo después.
Primero, distingue entre temario general y temario específico:
- El temario general incluye los temas comunes (Constitución, administración pública, derechos y deberes del funcionario…).
- El temario específico se centra en el área concreta de la oposición: educación, justicia, sanidad, etc.
Si es una oposición docente, presta especial atención a la normativa educativa vigente, tanto estatal como autonómica. Mantén un documento vivo donde actualices leyes, decretos, órdenes y currículos. Estudiar con normativa desfasada es uno de los errores más comunes entre quienes preparan por libre.
Un truco muy útil es crear una base de datos o tabla de control (aunque sea en Excel o Notion) donde anotes:
- Fecha de última actualización del tema
- Normas que incluye
- Páginas o artículos que hay que revisar cuando se publique algo nuevo
Así tendrás todo bajo control sin volverte loco cada vez que salga una ley nueva.
Priorización de contenidos y técnicas de planificación educativa
No todos los temas valen lo mismo ni requieren el mismo esfuerzo. Por eso, es clave priorizar.
Empieza por los temas más preguntados en convocatorias anteriores o los que tengan más peso en el examen. Después intercala otros más ligeros para no saturarte.
Muchos opositores por libre funcionan bien con una planificación tipo 3×1: tres temas nuevos + uno de repaso.
En cuanto a técnicas de planificación educativa, apuesta por métodos activos como:
- Mapas conceptuales y esquemas visuales, que te ayudan a relacionar ideas.
- Repetición espaciada, usando apps tipo Anki o recordatorios manuales para repasar en intervalos.
- Autoevaluaciones semanales, con test o resúmenes escritos.
Y algo importante: no te obsesiones con tener el plan perfecto desde el primer día. Tu cronograma evolucionará contigo. Lo importante no es cumplir cada casilla, sino mantener el hábito y seguir avanzando semana a semana.
Métodos y técnicas de estudio eficaces para oposiciones
Hay algo que todo opositor descubre tarde o temprano: no basta con estudiar mucho, hay que estudiar bien.
Preparar unas oposiciones por libre no consiste en pasarte diez horas delante del temario, sino en aprovechar al máximo cada minuto. La diferencia entre aprobar y quedarse cerca suele estar en la técnica de estudio, no en las horas invertidas.
| Método | Descripción | Ideal para… | Consejo extra |
|---|---|---|---|
| Pomodoro | Estudio en bloques de 25 min + 5 min de descanso. | Personas con poca concentración o jornada laboral. | No alargues los descansos; usa cronómetro. |
| Repetición espaciada | Repasar la información cada vez con más intervalo de tiempo. | Memorizar legislación o definiciones clave. | Usa apps tipo Anki o calendarios de repaso. |
| Active Recall | Recuperar información sin mirar los apuntes. | Fijar contenidos complejos o largos. | Hazte test o explica el tema en voz alta. |
| Mapa mental | Organiza visualmente conceptos y relaciones. | Temas amplios o teóricos. | Úsalo después del primer repaso, no al principio. |
| Simulacros reales | Ensayos bajo condiciones de examen. | Preparar la gestión del tiempo y los nervios. | Haz uno cada 2-3 semanas como entrenamiento. |
Técnicas de aprendizaje activo: elaboración, explicación y autoevaluación
Olvídate de memorizar párrafos como un loro. Las oposiciones se ganan entendiendo lo que estudias y sabiendo aplicarlo en el examen.
Ahí entra en juego el aprendizaje activo, un enfoque que te obliga a participar en tu propio proceso de estudio.
Algunas ideas que funcionan:
- Elaborar tus propios resúmenes o esquemas. No copies los de otros: reescribir te ayuda a asimilar mejor los conceptos.
- Explicarte los temas en voz alta. Sí, aunque te parezca raro. Simula que se lo estás contando a alguien; si puedes explicarlo, es que lo entiendes.
- Autoevaluarte constantemente. Usa test, preguntas tipo examen o grabaciones orales. Lo importante es detectar qué partes flaquean antes del gran día.
Este tipo de técnicas no solo mejoran la comprensión, sino que fortalecen la memoria a largo plazo, justo lo que necesitas para llegar al examen con la cabeza despejada y los conceptos claros.
Gestión del tiempo, descansos y memoria a largo plazo
Uno de los grandes retos de estudiar por libre es aprender a gestionar tu propio tiempo.
No hay horarios impuestos, así que tú decides cuándo empezar, cuándo parar y cuánto avanzar. Y eso, si no lo haces bien, puede ser una trampa.
Algunos consejos clave:
- Evita jornadas maratonianas. No eres una máquina. Mejor tres horas concentradas que ocho mirando el folio.
- Aplica la técnica Pomodoro. Estudia en bloques de 25-30 minutos con descansos de 5. Cuatro bloques seguidos y luego un descanso largo.
- Repite, pero espacia. La repetición espaciada (repasar a intervalos de días o semanas) es una de las técnicas más efectivas para memorizar a largo plazo.
- Evalúa tu energía, no solo el reloj. Si estás saturado, descansa. Si estás motivado, aprovecha. La clave es conocerte.
El objetivo no es estudiar más horas, sino estudiar con más cabeza.
Uso de recursos didácticos
Cuando estudias por libre, los recursos didácticos son tus mejores aliados. No necesitas tener un aula ni un profesor para aprender de forma dinámica.
Usa herramientas visuales y variadas:
- Esquemas y mapas conceptuales. Te permiten ver de un vistazo la estructura del tema y cómo se relacionan los apartados.
- Tarjetas o flashcards. Perfectas para repasar definiciones, leyes o fechas clave.
- Simulacros de examen. Ponte en modo examen real: cronómetro, entorno tranquilo y nada de apuntes. Así entrenas la gestión del tiempo y los nervios.
También puedes apoyarte en recursos digitales, como plataformas con test online, vídeos explicativos o foros donde compartir dudas. Lo importante es no limitarte a leer: cuanto más participes en tu propio aprendizaje, más sólido será el resultado.
Simulacros, autoevaluación y seguimiento del progreso
Una de las grandes ventajas (y también desafíos) de estudiar por libre es que nadie te evalúa, así que tú eres quien tiene que medir tus avances.
Y aquí no hay truco: si no sabes cómo vas, es muy fácil pensar que estás preparado… cuando en realidad te falta recorrido.
Por eso, los simulacros y la autoevaluación deberían formar parte de tu rutina desde el principio, no solo al final del proceso.
Importancia del test y el formato real de examen
El simulacro no es solo una práctica, es una herramienta de entrenamiento mental.
Te ayuda a controlar los nervios, a calcular el tiempo y a familiarizarte con el formato real de la oposición.
Hazlo como si fuera el día del examen:
- Busca un lugar tranquilo.
- Marca el tiempo exacto que tendrás el día oficial.
- Nada de apuntes ni móvil.
- Corrige justo después y anota tus errores.
De esta forma, te acostumbras al ambiente real del examen y evitas sorpresas de última hora.
Además, si tu oposición es tipo test, practicar con simulacros te enseñará a gestionar la intuición, el descarte y la velocidad de respuesta, tres habilidades que marcan la diferencia entre aprobar y quedarse a un punto.
Indicadores clave de seguimiento: lo que deberías medir
Estudiar sin academia no significa ir a ciegas. De hecho, deberías ser más metódico que nadie.
Lo ideal es llevar un registro de tus progresos. No hace falta un Excel lleno de fórmulas: con una simple tabla (o libreta) basta.
Anota cosas como:
- Porcentaje de aciertos en cada simulacro.
- Tiempo medio por prueba.
- Bloques más flojos o temas que se atragantan.
- Frecuencia de repaso.
Al ver los números delante, sabrás qué partes dominas y cuáles necesitan refuerzo.
Esto te permitirá ajustar tu plan de estudio sin perder semanas repitiendo lo que ya sabes.
Piensa en esto como tu “GPS del opositor”: si no sabes dónde estás, es imposible saber si vas por el buen camino.
Ajustar el plan según tu evolución
La parte más importante del seguimiento es no tener miedo a cambiar lo que no funciona.
Si después de un mes ves que un bloque sigue sin entrar, no insistas a lo loco: cambia de técnica, de horario o incluso de orden de estudio.
También puede ayudarte:
- Revisar tus apuntes y simplificarlos.
- Grabar audios para escucharlos mientras paseas o haces tareas.
- Alternar estudio individual con repasos grupales o foros online.
La clave está en adaptarte constantemente.
Una oposición es una carrera larga, no un sprint. Y quienes mejor se adaptan a los imprevistos (bajones, cambios normativos, cansancio) son los que acaban aprobando.
Motivación, resiliencia y hábitos saludables en la oposición
Vamos a ser claros: opositar no es solo estudiar, es resistir.
Hay días buenos, días malos y otros en los que querrás tirar los apuntes por la ventana. Y es normal.
Por eso, además de técnica y planificación, necesitas cuidar tu cabeza, tu cuerpo y tu motivación.
Sin eso, ni el mejor temario del mundo te salva.
Estrategias para mantener la constancia durante el proceso
La motivación no aparece de la nada, se construye. Y lo hace a base de pequeñas victorias y rutinas que te empujan a seguir.
Algunos trucos que funcionan (y que muchos opositores olvidan):
- Divide objetivos grandes en mini metas. No pienses en «aprobar», piensa en «dominar el tema 5 antes del domingo».
- Crea rituales. Un café, tu música favorita, el mismo sitio para estudiar. El cerebro asocia esos hábitos con concentración.
- Celebra los avances. Terminar un bloque, mejorar en un test o simplemente cumplir tu horario ya es un logro.
- Recuerda el «por qué». Hay días en los que estudiar no apetece, pero tener claro por qué empezaste te da gasolina cuando todo se complica.
Y sobre todo, no te compares. Cada opositor tiene su ritmo. Lo importante es avanzar, aunque sea lento. Porque quien sigue, llega.
Hábitos de estudio, descanso y gestión del estrés
No te servirá de nada estudiar 12 horas al día si llegas al examen quemado.
El opositor por libre tiene que ser su propio gestor de energía.
Dormir bien, comer medianamente sano y dejar espacio para desconectar no son lujos, son parte del entrenamiento.
Apunta algunas ideas básicas:
- Haz pausas reales. No sirve mirar el móvil cinco minutos; sal a caminar, despeja la mente.
- Evita estudiar justo antes de dormir. Tu cerebro necesita procesar la información, no saturarse.
- Cuida tu entorno. Un espacio limpio y ordenado multiplica la concentración.
- Haz ejercicio. Aunque sea media hora al día, el movimiento descarga tensión y mejora la memoria.
La salud mental también cuenta. Si notas que la ansiedad se dispara o que no disfrutas de nada, pide ayuda o habla con otros opositores. No estás solo.
Errores frecuentes que comprometen el éxito
Estudiar por libre tiene su parte de ensayo y error. Pero hay algunos fallos que se repiten y que puedes evitar desde ya:
- Sobrecargar el horario. Si estudias 10 horas un día y cero el siguiente, tu ritmo se rompe.
- Ignorar el descanso. No descansar no te hace más fuerte, te hace menos eficaz.
- Cambiar de método cada dos semanas. La constancia vence al perfeccionismo.
- Estudiar solo lo que te gusta. En las oposiciones todo puntúa: los temas aburridos también.
Te recomendamos este vídeo de María Llagunes. Un vídeo que nos encanta porque cuenta su experiencia y consejos tras aprobar, así como una recopilación sobre los puntos que la ayudaron a la hora de comenzar a estudiar oposiciones.
Recuerda: opositar no va de hacerlo perfecto, sino de hacerlo cada día. Lo que hoy parece una pequeña mejora, mañana puede ser la diferencia entre un aprobado y una plaza.
No necesitas una academia para creer en ti. Solo organización, constancia y ganas de comerte el temario. Tu plaza no está lejos: está al final del siguiente tema. Así que deja de pensarlo… y ponte a por ella.






