¿Estás pensando en opositar para ser profesor? Aquí puedes encontrar los mejores consejos para establecer una buena relación con los estudiantes y conseguir que se enamoren de tus clases.
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Todos tuvimos a ese profesor que, de forma positiva, nos marcó en nuestra etapa como estudiantes. Seguramente, sus clases fueran entretenidas, escuchaba las necesidades de sus alumnos, creaba un buen ambiente y, en definitiva, motivaba a quienes pasaban por su aula. La relación entre ambas partes fue tan buena que, incluso, repercutiría en los resultados. Así, las posibilidades de aprendizaje se multiplicaron. Esta circunstancia no es cosa de tiempos pasados; en la actualidad, ser profesor también es cuidar el trato con esos estudiantes.
Sin embargo, hoy en día, estrechar vínculos entre el docente y el alumno es más complicado. Las nuevas tecnologías, en este sentido, pueden ser tus mejores amigas, pero también tus peores enemigas, sobre todo cuando de ser profesor de Secundaria se trata. En esta etapa, la adolescencia es la protagonista de los comportamientos de los estudiantes, y lidiar con los dispositivos, las aplicaciones e Internet se convierte en un nuevo reto. Aunque ¿por qué no transformarlo en oportunidad? Las nuevas tendencias en educación vienen marcadas por las nuevas tecnologías, que pueden ayudar en el trato y la relación en el aula.
6 consejos para crear un vínculo con los alumnos y ser un profesor excelente
Un profesor puede cambiar la vida de sus alumnos. Así lo explica Rebeca Recio en El Confidencial, donde reconoce que “la relación entre profesor y alumno es un vínculo inspirador que puede orientar, reforzar y sacar lo mejor de cada niño”. Pero, ¿cómo podemos conseguir que dicha relación sea un auténtico éxito? Si te lo estás preguntando, sigue leyendo y ¡descubrirás los trucos que te llevarán a lograrlo!
- Escuchar y mostrar cercanía. Caer bien a los estudiantes es una excelente forma de que las clases sean efectivas. Para ello, es necesario saber escuchar. Los estudiantes quieren que se les dedique tiempo, les gusta sentir que sus historias o anécdotas resultan interesantes y están encantados de recibir consejos de alguien a quien consideran un ejemplo a seguir. Asimismo, toda esta información es muy valiosa para poder planear unas clases más atractivas.
- Empatizar. Ponerse en el lugar de los alumnos, entender sus problemas y frustraciones, compartir la alegría de sus logros… No son pocos los estudios que han demostrado que estos factores influyen directamente en los buenos resultados. Esta actitud es imprescindible para ser profesor de ESO, pues la adolescencia es una de las etapas más complicadas de la vida: cambios hormonales, desajustes emocionales y mayores retos académicos. En empatizar con ellos está la clave.
- Generar un buen ambiente en el aula. Las relaciones que se establecen en la clase son muy importantes y dependen, en gran medida, del docente. Éste es el encargado de crear un clima donde impere el respeto, la comunicación, el trabajo en equipo y el compañerismo. El objetivo es conseguir que los estudiantes se sientan cómodos para expresar sus dudas, inquietudes, acuerdos y desacuerdos que, por supuesto, influyen en su aprendizaje.
- Actuar como modelo. El profesor es, sin duda, un referente para los alumnos. Por este motivo, sus palabras, sus actos y su lenguaje no verbal han de ser modelados con coherencia para transmitir nuevos conocimientos. Rebeca Recio cita como ejemplo que una persona puede considerar que equivocarse es normal, pero no lo transmitirá así si a ella misma le cuesta reconocer sus propios errores. En esta línea, convertirse en ejemplo de los alumnos es un estímulo para motivar su formación.
- Desarrollar la intencionalidad relacional. Según Contexto Educativo, la intencionalidad relacional es conocer los nombres de los estudiantes, dirigirse a ellos con respeto, saber detalles sobre ellos, destacar sus puntos fuertes y ser consciente de que son jóvenes. Estas circunstancias permiten una relación interpersonal que va más allá de lo estrictamente profesional. Es decir, supone conocer el mundo de cada alumno para poder poner en práctica una educación mucho más personalizada y, en consecuencia, efectiva.
- Conversar con los familiares. Los padres son las otras figuras que influyen en el desarrollo del niño. Por este motivo, hay que entablar relación con ellos para asegurarse de que los esfuerzos y criterios de ambas partes siguen el mismo camino. El consenso, la cooperación y la coherencia son fundamentales para que el estudiante reciba la mejor educación posible, adaptada a sus necesidades.
Todos estos trucos convergen en un punto: ¡la motivación de los alumnos! Ser profesor y cumplir con estos consejos tendrá un resultado excelente. Conseguirás enamorarlos con tus clases y ese es uno de los mayores éxitos a los que puede aspirar un futuro docente como tú. ¿Preparado para el reto?