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¿Qué es el bruxismo? ¿Cuáles son sus síntomas y tratamientos?

¿Te has despertado en alguna ocasión con molestia en tus dientes o mandíbulas? Bien por razones de estrés, por alteraciones del sueño, o por una mala alineación dental (la denominada maloclusión), nuestros dientes superiores pueden tender a apretarse con los inferiores de manera inconsciente, provocando un desgaste de la dentadura.

Esta patología se conoce como bruxismo, afecta a más de un 10 % de la población, siendo más frecuente en la mediana edad y puede tratarse, previniendo así la rotura de piezas dentales, dolor de muelas o de mandíbula u otros problemas asociados como dolores de cabeza, retracción de encías, etc.

Conozcamos un poquito más acerca del bruxismo.

¿En qué consiste el bruxismo?

El bruxismo es el hábito no voluntario de apretar los dientes o moverlos entre sí hacía los lados sin que exista la acción funcional de masticar. Una patología que puede estar causada por motivos puramente psicológicos o emocionales como situaciones de estrés, ansiedad o malos hábitos relacionados con el sueño o también por problemas de la musculatura de la mandíbula, de las articulaciones temporomandibulares o por maloclusión dental.

Esta patología se produce en mayor medida por las noches, generalmente en las fases no profundas del sueño. Se estima que el rechinar de dientes puede durar, aproximadamente, hasta 30 minutos durante un tiempo de descanso de 7-8 horas. No obstante, el bruxismo también puede tener episodios durante el día.

Aunque puede desaparecer por sí solo, el bruxismo también puede convertirse en crónico. Prolongado en el tiempo, puede provocar graves problemas en nuestras piezas dentales, y en las articulaciones temporomandibulares y la necesidad de un tratamiento o intervención odontológica.

¿Cuáles son los síntomas de bruxismo y qué factores influyen en su aparición?

La mayoría de las personas que sufren bruxismo no son conscientes de ello. No hasta que otra persona de su entorno pone en su conocimiento el rechinar nocturno de sus dientes, hasta que acude a una revisión dental rutinaria en la que el profesional detecta el problema al observar dientes desgastados o esmaltes fracturados o bien hasta que la persona afectada comienza a sufrir molestias en mandíbula, cuello y cara.

En realidad, los síntomas del bruxismo son silenciosos y lentos y muchas veces, esta patología no suele detectarse hasta que se acude a un especialista que lleve a cabo una exploración y/o un estudio radiográfico en profundidad.

Si bien, cuando notes una sensibilidad especial en los dientes al comer alimentos fríos o calientes, la sensación de tener la mandíbula desencajada o inflamada, dolor al bostezar, o molestias por el simple hecho de masticar, puedes tener indicios de que sufres un problema de bruxismo.

Hay factores que pueden influir a la hora de provocar la fricción entre nuestros dientes; fumar, masticar chicle en exceso, ingerir bebidas estimulantes en las horas previas al sueño, la dieta, malos hábitos al dormir como una postura inadecuada o simplemente, tener antecedentes familiares o los ya citado episodios de estrés, depresión, etc.

¿Cómo tratar el bruxismo?

El tratamiento del bruxismo se basa en reducir el dolor, prevenir el desgaste del esmalte y las piezas dentales así como los daños provocados en la mandíbula. También en tratar aquellas causas psicológicas que puedan estar originando el problema.

Cuando existe un daño visible de las piezas dentales y el bruxismo es de tipo nocturno, suele recomendarse el uso de férulas o protectores dentales que eviten así un mayor deterioro de la dentadura. Sin embargo, estas soluciones no frenan el movimiento o rechinar de dientes, por lo que habrá que actuar directamente sobre el origen del problema.

Si el aspecto emocional es el causante de la patología, habrá que poner medios para reducir las situaciones de estrés. El paciente deberá tratar de mejorar la calidad e higiene de su sueño, para lo cual podrá crear rutinas saludables como ejercicios o técnicas de relajación previos al momento de ir a la cama, tomar un baño, leer, etc.

También podrá, a recomendación de un profesional de la fisioterapia, realizar ejercicios para relajar los músculos faciales y la mandíbula, masajear cara, cuello y hombros o aplicar calor húmedo sobre la zona mandibular donde esté localizado el dolor.

Es importante evitar alimentos dulces o excesivamente duros. Mejorar nuestra dieta ayudará, al igual que aumentar el consumo de líquidos como agua.

En caso de que el bruxismo sea debido a la mala alineación de los dientes, el dentista deberá trabajar directamente sobre los puntos de contacto anormales entre dientes. Bien por medio de la colocación de coronas, ortodoncias, etc., que corrijan las anomalías existentes en la dentadura.

 

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