Seguimos intentando darte información de utilidad en este blog. Ahora que se aproxima el invierno es normal oír hablar de bronquitis o bronquiolitis, dos de las infecciones respiratorias más frecuentes, especialmente entre ancianos y niños. Mucha gente todavía confunde los conceptos de un resfriado que se ha agravado con una bronquitis, cuando, en realidad, se tratan de dos enfermedades diferentes con, incluso, distintos tratamientos.
Si alguna vez te has preguntado en qué se distingue la bronquitis de un mal catarro común, en este post te lo explicamos.
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La bronquitis es la inflamación del revestimiento o pared interna de los bronquios. Los bronquios son los encargados de conducir el aire hacía dentro y fuera de los pulmones, para que se produzca el traspaso de oxígeno entre el pulmón y la sangre. Al llenarse de mucosidad, esta impide la circulación del aire, dificultando la respiración, generando toses, fiebre, presión en el pecho y pitidos al respirar. Generalmente, la bronquitis se produce a causa de patógenos contagiosos. Bacteriano o vírico.
Pueden distinguirse dos tipos de bronquitis; aguda o infecciosa y crónica. La aguda es el tipo de bronquitis más frecuente y suele venir derivada de un resfriado o una gripe cuando los virus que los provocan bajan hacía las vías respiratorias bajas y afectan a esa zona en particular. Por su parte, la bronquitis crónica es una enfermedad pulmonar obstructiva a largo plazo que bien, reaparece tras un episodio anterior o no llega a desaparecer por completo. Suele estar causada por la largas exposiciones a humos o polvo o bien por el tabaquismo.
Entre el 85 y 90% de los casos de bronquitis vienen producidas por virus y son de carácter agudo. Del mismo modo, alrededor de un 70% de los bebés sufren de bronquiolitis en su primer año de vida. Una derivación de la bronquitis cuya infección afecta a los bronquios más pequeños, también denominados bronquiolos.
Es fácil confundir la bronquitis con una gripe o un fuerte resfriado puesto que sus síntomas son los mismos; tos continuada, fiebre y mucosidad. Entonces, ¿cómo distinguir una bronquitis de un catarro? La respuesta es sencilla. Cuando la tos seca acaba por provocar flemas y está acompañada de sibilancias o pitos en el pecho, dolor y opresión en la zona del tórax, hemos de sospechar que nuestro resfriado no es sino una bronquitis aguda.
Otros síntomas que pueden aparecer son; sensación de malestar general, dificultades del sueño o, en menor medida nauseas y escalofríos.
En caso de presentar estos síntomas, especialmente cuando duran más de 10 días, es recomendable acudir a su médico de cabecera para que le evalúe clínicamente y recomiende un tratamiento a seguir. Es posible que, para diagnosticar la bronquitis, el doctor realice una radiografía del tórax, una espirometría o una evaluación de la mucosidad.
Como apuntábamos anteriormente, la bronquitis viene causada por una infección vírica. Los mismos virus causantes de la gripe y los resfriados son los responsables de la bronquitis aguda. No obstante, existen ciertos elementos que contribuyen a la aparición de bronquitis, afectando a los pulmones y las vías respiratorias. El humo del tabaco, la contaminación, el polvo, aumentan el riesgo de bronquitis. El hábito de fumar y la polución son también los causantes de la bronquitis crónica.
El tratamiento de la bronquitis suele ser sintomático y de apoyo. Consiste básicamente en guardar reposo y tomar analgésicos, antiinflamatorios, antitusivos o broncodilatadores para reducir los síntomas y aliviar la sensación de malestar. Al tratarse de una enfermedad de carácter vírico no se recomiendan los antibióticos. Solo en el caso de exista riesgo de infección con bacterias.
Más allá de los citados medicamentos y el obligatorio reposo, existen una serie de recomendaciones que contribuyen a la desaparición de la bronquitis aguda. Por ejemplo, ingerir líquidos en abundancia para diluir la mucosidad, usar humidificadores en las estancias que se ocupen, tomar caramelos mentolados o con miel para aliviar las molestias en la garganta y por supuesto, evitar el tabaco o la exposición a zonas donde exista polvo, humo o contaminación.
Al tratarse de una enfermedad de carácter vírico no siempre será posible prevenirla, sin embargo sí que se pueden tomar ciertas precauciones para minimizar su aparición. Evitar a toda costa irritantes pulmonares como la ya mencionada exposición a la contaminación, humo, polvo, gases, etc. Una correcta higiene de manos para eliminar microbios. También, llevar una vida saludable en la alimentación y la actividad física.
Mantener sanos y fuertes tus pulmones con todos estos hábitos contribuirá a combatir la aparición de bronquitis durante los meses más fríos del año.
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