
Si estás preparando una oposición sanitaria, probablemente ya te han dicho mil veces lo mismo: subraya, haz esquemas, repasa cada día, duerme bien… Y tú lo intentas, claro. Pero hay días en los que el temario se te atraganta igual, y por más horas que echas, sientes que no avanzas.
El problema no es que no estudies suficiente, sino que nadie te enseña realmente cómo estudiar una oposición. Te sueltan el temario, los test y un “ánimo, tú puedes”, y de repente te ves sol@, buscando un método a base de ensayo y error.
Y en ese camino, descubres algo importante: no hay un único método que funcione para todos. Hay formas distintas de entender, memorizar y concentrarse. Y lo que te sirve a ti puede ser lo contrario de lo que le funciona a otra persona.
Por eso, en este artículo vamos a hablar sin rodeos. Nada de frases vacías ni consejos de manual.
Aquí vas a encontrar técnicas que de verdad usan los opositores que aprueban, las que se aprenden a base de equivocarse, ajustar y volver a intentarlo.
Porque estudiar una oposición no va de aguantar más que nadie, sino de aprender a conocerte mientras estudias. Y cuando eso pasa, el temario deja de ser un muro y empieza a tener sentido.
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¿Por qué estudiar más no significa aprender más?
¿Cuántas veces has escuchado eso de «a la oposición hay que echarle horas»? Miles, ¿verdad? Te levantas temprano, te sientas con tu café, abres el temario… y pasan las horas. Pero al final del día, no sabes si has aprendido algo o solo has sobrevivido a un día más de estudio.
Y ahí está el error: estudiar no es acumular tiempo, sino acumular comprensión.
Puedes pasar ocho horas delante del temario y, al final del día, no acordarte de nada. También puedes estudiar tres horas con un buen enfoque y avanzar el doble. La diferencia no está en la cantidad, sino en cómo has usado tu cabeza.
El cerebro no está hecho para funcionar como una fotocopiadora. No «calca» párrafos, sino que construye significado. Cuando entiendes un concepto y lo recuperas después (sin mirar), activas lo que se llama recuperación activa o retrieval practice. Ese esfuerzo por recordar es el que fortalece la huella de memoria del cerebro. Por eso, siempre recomendamos realizar test cortos o que expliques los temas con tus propias palabras.
Por otro lado, la memoria de trabajo tiene capacidad limitada (piensa en 4±1 ítems útiles a la vez). Si metes demasiados datos de golpe (listas, normas, excepciones…) se satura y el rendimiento cae. Por eso ayudan los esquemas, mapas, trocear el temario y usar acrónimos/acrósticos: reducen el ruido y dejan pasar lo importante por el embudo.
Por eso, más horas no siempre significan más resultados: muchas veces significan más cansancio, más frustración y más ganas de tirar los apuntes por la ventana.
Así que la próxima vez que sientas que estudiar te está costando, no te castigues.
Quizá no necesitas más horas, sino una forma diferente de hacerlo.
Técnicas de estudio poco comunes (pero muy efectivas) que puedes probar desde hoy
La mayoría de las guías sobre técnicas de estudio te dicen qué hacer, pero no por qué funciona. Y si entiendes cómo trabaja tu cerebro, estudiar deja de ser una lucha contra él.
Aquí tienes algunas técnicas que no suelen enseñarse, pero que están respaldadas por la neurociencia y adaptadas a la vida real de un opositor sanitario.
La técnica del «Efecto Espaciado»
Ten algo claro: el cerebro olvida a propósito. Lo hace para liberar espacio mental. Sin embargo, si tú le «recuerdas» la información justo antes de que se le olvide, la refuerza.
Esto es a lo que llamamos el efecto del espaciado o spacing effect, descubierto por Ebbinghaus hace más de un siglo y confirmado por decenas de estudios posteriores.
Tu memoria funciona como una pared recién pintada: si aplicas otra capa demasiado pronto, la pintura se mezcla y no se fija. Si esperas el tiempo justo, se adhiere mejor.
Cómo aplicarlo:
Día 1 → estudia el tema.
Día 3 → primer repaso (breve).
Día 7 → segundo repaso.
Día 20 → tercer repaso.
Día 45 → repaso general.
Hazlo incluso con repasos de 10 minutos. Es mejor 5 repasos cortos que una tarde entera repitiendo.
Lo que ocurre en tu cerebro: cada repaso espaciado reactiva la red neuronal donde se guardó la información, fortaleciendo las conexiones sinápticas.
Traducción práctica: menos estudio acumulado, más retención real.
“Dificultades deseables”
Aunque suene contraintuitivo, el cerebro aprende mejor cuando se esfuerza un poco.
Robert Bjork, investigador de la UCLA, lo llamó desirable difficulties. Bjork decía que, si todo es demasiado fácil (releer, subrayar sin pensar, escuchar pasivamente), no hay reto, y la memoria no se consolida.
Técnicas basadas en esta idea:
- Intercala temas: mezcla legislación con anatomía o prevención. El cerebro tarda más en procesar, pero recuerda mejor.
- Cambia el orden de los repasos: no sigas siempre del tema 1 al 10.
- Practica sin mirar: antes de repasar, escribe lo que recuerdes.
- Autoexámenes sorpresa: coge 5 preguntas de test sin preparar y responde sin apuntes.
Ese “microestrés” activa la recuperación activa, y la mente refuerza la huella de memoria para evitar olvidarla la próxima vez.
Así que no te frustres si algo “te cuesta”. Que cueste es buena señal.
La regla de los ciclos ultradianos
Tu cerebro no puede concentrarse igual todo el día. Funciona en ciclos ultradianos de entre 60 y 90 minutos: una fase de alta energía, seguida de otra de bajón. Si fuerzas más allá de ese límite, lo que estudias se vuelve menos eficiente.
Técnica práctica:
- Estudia 70–80 minutos intensos (sin móvil).
- Descansa 15 minutos reales: levántate, estira, bebe agua o da una vuelta.
- Vuelve y cambia de bloque o actividad (de leer a hacer test, por ejemplo).
Haz 3 o 4 ciclos al día y deja los repasos ligeros o audios para la tarde.
Lo que hace tu cerebro durante las pausas, es que pone el sistema «en modo red por defecto», organizando lo aprendido, eliminando lo irrelevante y reforzando lo esencial. Por eso, descansar también estudiar.
Estudia para el sueño, no hasta quedarte dormido
El sueño es el momento en que el cerebro termina de estudiar por ti. Durante la fase REM (movimientos oculares rápidos), las neuronas reorganizan la información adquirida durante el día y la guardan en la memoria a largo plazo. Si recortas horas de sueño, ese proceso se interrumpe.
Cómo aprovecharlo:
- Repasa 20 minutos antes de dormir (sin pantalla, sin presión).
- Evita estudiar hasta el agotamiento.
- Intenta mantener horarios regulares: el cerebro adora la rutina.
En fase REM se consolidan conceptos complejos, mientras que en sueño profundo se fija la memoria factual.
Técnica de “consolidación doble»
Combina lo mejor del aprendizaje diurno y nocturno. Estudia un tema por la mañana y vuelve a repasarlo brevemente antes de dormir.
Este doble contacto (inicio y final del día) dispara la consolidación.
Por ejemplo, a las 10:00 estudias el tema 5 de bioseguridad y a las 22:00 lo repasas 10 min antes de dormir. Tu cerebro procesa la información durante la noche y al día siguiente la recordará como si hubieras dedicado el doble de tiempo.
Lo que ocurre: el hipocampo “dialoga” con la corteza cerebral durante el sueño, transfiriendo los datos recién aprendidos.
Técnica del “reaprendizaje activo”
De vez en cuando, «rompe» tus propios apuntes.
Tapa partes de tus esquemas o borra palabras clave y vuelve a completarlas sin mirar. Esto simula el proceso de reconstrucción de memoria, que es mucho más potente que releer.
Truco: Hazlo con temas que creas dominados. Descubrirás que hay lagunas y reforzarás justo lo que creías “ya sabido”.
Técnica del “reinicio cognitivo”
Cuando sientas que ya no puedes más, no sigas. El cerebro tiene un punto en el que el cansancio se vuelve improductivo.
Parar no es perder tiempo, es permitir que el sistema se reinicie.
Cómo hacerlo correctamente:
- Sal al aire libre sin mirar el móvil.
- Respira profundamente durante 3-5 minutos.
- Haz algo automático (ducharte, doblar ropa, pasear…)
En esos momentos, tu red neuronal de modo “descanso” sigue trabajando en segundo plano, reorganizando y archivando la información estudiada.
Estas técnicas no son las más populares porque no se basan en fuerza de voluntad, sino en estrategia cerebral.
Cómo aplicar estas técnicas al estudio de temas sanitarios reales
Hasta ahora hemos visto cómo funciona tu cerebro cuando estudias. Pero, para que esto te sirva de verdad, hay que aterrizarlo en el día a día de una oposición sanitaria: leyes que cambian, protocolos nuevos, normativas de prevención o procedimientos clínicos.
Veamos cómo aplicar cada técnica a temas reales y actuales del temario sanitario.
Ejemplo 1 – Legislación sanitaria actualizada (Ley 14/1986 y nueva Ley 3/2021 de eutanasia)
Uno de los temas más densos sobre el temario es la legislación sanitaria. Son textos muy largos, densos, con artículos infinitos, siglas y matices legales.
Aquí puedes aplicar tres técnicas combinadas:
1. Efecto espaciado. Divide los títulos o capítulos en microbloques. Por ejemplo:
- Día 1: Principios generales y derechos del paciente (LGS).
- Día 3: Estructura del SNS.
- Día 7: Competencias de las CCAA.
- Día 15: Ley de Eutanasia (Ley 3/2021).
Cada repaso breve refuerza lo aprendido y evita que se te mezclen las leyes.
Tip adicional: imprime una hoja de seguimiento con tus repasos marcados en color. A tu cerebro le encanta visualizar el progreso. Descarga la tuya haciendo click aquí.
2. Dificultades deseables. Intercala temas. Un día repasa legislación, al siguiente repasa bioseguridad o farmacología. Tu cerebro se ve obligado a “cambiar de chip” y eso fortalece la memoria a largo plazo.
3. Reaprendizaje activo. Haz esquemas incompletos: deja huecos como “Artículo __: Principios básicos de la atención sanitaria”. Rellénalos sin mirar el texto original. Así entrenas el recall, justo lo que harás el día del examen.
Ejemplo 2 – Bioseguridad y gestión de residuos sanitarios (RD 1591/2009 y RD 487/2022)
Los temas de bioseguridad y residuos son temidos porque están llenos de clasificaciones (tipo I, II, III…), excepciones y procedimientos técnicos.
1. Visual mapping. Dibuja el circuito del residuo sanitario como si fuera un mapa de flujo: Generación → Recogida → Transporte → Almacenamiento → Eliminación.
Usa colores por tipo (amarillo = biológico, rojo = punzante, azul = químico).
Tu cerebro recuerda el proceso completo como una imagen, no como una lista.
2. Efecto del espaciado + fase REM. Repasa el mapa antes de dormir y al día siguiente haz un test sobre él. Tu cerebro consolidará durante el sueño la secuencia visual, y la recordarás con naturalidad.
Dato curioso: según estudios del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST, 2024), el aprendizaje visual mejora la retención de protocolos sanitarios hasta un 40 %.
Ejemplo 3 – Farmacología básica y administración de medicamentos (actualización EMA 2025)
Este tema es puro vocabulario técnico y clasificaciones infinitas (fármacos por grupo, dosis, vías de administración…). Si intentas memorizarlo todo de golpe, el cerebro se colapsa.
1. Técnica de consolidación doble (mañana + noche). Estudia por la mañana las familias de medicamentos (por ejemplo, analgésicos, antiinflamatorios, antibióticos). Antes de dormir, repasa las excepciones o efectos adversos.
Mientras duermes, tu memoria integra ambas parte y, al día siguiente, las recordarás como un único bloque coherente.
2. Técnica de historias absurdas. Crea una mini historia que relacione conceptos: “El antibiótico Amoxi fue al hospital con su amigo Ibup (ibuprofeno). Ambos se pelearon con el virus y terminaron en el hígado, donde los metabolizó el mismo médico.”
Parece una tontería, pero funciona porque la emoción y la narrativa activan la amígdala, reforzando la huella de memoria.
Ejemplo 4 – Proceso enfermero (NANDA 2025 actualizada)
El proceso enfermero es otro clásico: Valoración, Diagnóstico, Planificación, Ejecución y Evaluación. Aquí aplicamos una técnica combinada.
1. Ciclos ultradianos. En lugar de estudiar las cinco fases seguidas, dedica un ciclo de 80 minutos a cada una y descansa 15 minutos entre ellas. Tu cerebro asimila cada bloque con profundidad sin saturarse.
2. Asociación sonora. Crea una pequeña melodía o ritmo para cada fase (por ejemplo, una frase con ritmo tipo rap o canción). Vincular sonido con contenido activa la memoria auditiva, y eso mejora la recuperación el día del examen.
Ejemplo: “Valoro, Diagnostico, Planifico, Ejecuto y Evalúo” → repítelo con una cadencia. En la cabeza suena infantil, pero el día del test, tu memoria lo lanza sola.
Ejemplo 5 – Prevención de riesgos laborales en el entorno hospitalario (INSST 2024–2025)
En este tema se mezclan agentes biológicos, químicos, ergonómicos, medidas de seguridad y normativa europea.
1. Técnica de intercalado (dificultades deseables). Mezcla temas dentro del mismo repaso:
- 15 min → agentes biológicos.
- 15 min → EPI y prevención.
- 15 min → normativa legal.
- 15 min → evaluación de riesgos.
Tu cerebro no aprende por bloques aislados, sino por comparación.
2. Reinicio cognitivo. Después de cada bloque, haz 5 minutos de desconexión total.
Nota
Aplicando estas técnicas, no solo memorizas el temario: aprendes a pensar como profesional sanitario. Y eso es justo lo que el tribunal busca: personas que sepan comprender, relacionar y aplicar conocimientos, no repetir definiciones.
Porque estudiar una oposición sanitaria no va solo de aprobar un examen: va de entrenar tu cerebro para recordar con lógica, con calma y con estrategia.
Tu plan semanal de entrenamiento mental para opositores sanitarios
No se trata de estudiar más, sino de estudiar como piensa tu cerebro. Este plan semanal está diseñado para que aproveches tus momentos de máxima concentración, combines aprendizaje y descanso, y refuerces la memoria sin agotarte.
El objetivo es entrenar la mente para estudiar con estrategia, memoria duradera y cero saturación. Aplica las técnicas que ya conoces (espaciado, dificultad deseable, ciclos, repaso activo, consolidación doble y descanso consciente).
| Día | Bloques de estudio (Ciclos de 90 min) | Técnicas recomendadas | Objetivo mental del día |
|---|---|---|---|
| Lunes | 2 ciclos intensos de 90 min: Legislación sanitaria + Bioseguridad. | Efecto espaciado + Reaprendizaje activo (rellenar huecos en esquemas). | Comprender y consolidar estructuras legales clave. |
| Martes | 3 ciclos de 70-80 min: Anatomía + Farmacología + Casos prácticos. | Ciclos ultradianos + Historias absurdas + Visual mapping. | Recordar secuencias y clasificaciones mediante imágenes mentales. |
| Miércoles | 2 ciclos + 1 repaso general de 30 min. | Intercalado + Dificultades deseables + Autoexamen sorpresa. | Forzar la recuperación activa y detectar puntos débiles. |
| Jueves | 2 ciclos: Legislación + Procedimientos clínicos. | Consolidación doble (mañana + noche) + Técnica Pomodoro. | Reforzar los temas más técnicos y repasarlos antes de dormir. |
| Viernes | Bloques ligeros de repaso + test cronometrados. | Simulacros cortos + Revisión sin mirar el temario. | Simular condiciones reales de examen y controlar tiempos. |
| Sábado | 1 bloque denso + repaso de esquemas o audios. | Consolidación visual + Audioexplicación + Asociación sonora. | Refrescar conocimiento sin esfuerzo, activando la memoria auditiva. |
| Domingo | Descanso activo (sin temario). | Reinicio cognitivo + Movimiento + Sueño reparador. | Dejar que el cerebro procese y consolide lo aprendido durante la semana. |
Estudiar con método es importante, pero formarte con contenidos actualizados también marca la diferencia. Si estás preparando una oposición sanitaria, en APPF encontrarás cursos homologados online para personal sanitario
que no solo te ayudan a aprender mejor, sino que suman puntos en el baremo de méritos. Todos los cursos están diseñados para reforzar tu perfil profesional, con contenidos válidos en toda España y adaptados a las convocatorias más recientes del Sistema Nacional de Salud.
Porque opositar es una carrera de fondo, y elegir bien tu formación puede ser el impulso que te acerque a la meta.
Te recomendamos ver este video de David Fuentes que habla sobre 7 claves para preparar tus oposiciones y conseguir plaza.



Técnicas de estudio poco comunes (pero muy efectivas) que puedes probar desde hoy
Cómo aplicar estas técnicas al estudio de temas sanitarios reales


