El trabajo de un TCAE se basa fundamentalmente en pasar tiempo con el paciente, por lo que, si te gusta, puede llegar a ser un trabajo muy satisfactorio.
Nuestras funciones son muy diversas, y es inevitable que no se creen vínculos con los pacientes de largo ingreso, sobre todo cuando trabajas en centros o residencias. Estos terminan siendo como una parte de ti, ya que compartimos mucho tiempo con ellos.
A pesar de esto, y aunque al principio será complicado, debemos aprender a separar el trabajo de nuestra vida personal. Llevarse el trabajo a casa no es bueno, pero te acabas acostumbrando.
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¿Cuál es la realidad de sus funciones?
Estas son algunas de las funciones que realizamos día a día, no todas estas funciones vienen impuestas, sino que, en muchos de los casos, es debido a nuestra predisposición que las realizamos:
• Hacer camas y colocar la lencería (ropa de cama, mantas, almohadas).
• Reponer y colocar el material del almacén de manera periódica.
• Comprobar que los sistemas de aspiración funcionen correctamente.
• Tomar la temperatura a los pacientes.
• Colaborar en las curas y en las movilizaciones del paciente.
• Repartir la comida por las habitaciones, y ayudar o dar a los pacientes de comer cuando sea necesario. Es importante observar que el paciente se alimente, de lo contrario, debemos comunicarlo al resto de profesionales.
Aunque hemos nombrado las principales funciones y las más comunes, hay muchas otras que dependiendo de los casos tendremos que realizar en horarios específicos como:
• Administrar nutriciones por sonda nasogástrica.
• Realizar balances hídricos.
• Control de hematuria.
• Control de anuria.
• Control de las sondas vesicales.
¿Cómo es el día a día de un TCAE?
Hay funciones determinadas que debes realizar en horas concretas, pero no siempre es así. Cuando llegas, al inicio del turno, el TCAE del turno anterior, te cuenta el parte de todo lo sucedido. Ellos se marchan y tú comienzas tu turno.
Es primordial, asegurarse de que no falte material, por lo que si no es así, debes hacerte con todo lo necesario para tu jornada. Aunque conoces todos los ingresos y altas de tu planta, pueden surgir altas o ingresos nuevos durante tu turno, por lo que es importante llevar el resto del trabajo al día, para poder atender los imprevistos.
Las meriendas son un buen ejemplo de una tarea que debes realizar en hora. Los pacientes que están acompañados o que comen solos, no tienen problema. Sin embargo, si están solos, tendrás que darles de comer. En ocasiones, son muchos los que se encuentran en esta situación, por lo que será conveniente conocer cuántos TCAEs hay en esa planta, para así, poder repartiros el trabajo.
Hay tareas que suelen salirse habitualmente del horario, como los cambios de pañales, aunque existe una ronda de pañales cada día, no es adecuado tener al paciente esperando, así que siempre que sea posible, se le realiza el cambio. Si conocemos a los pacientes de nuestra zona, sabremos de qué pañales debemos estar pendientes y por tanto esto nos ayuda a organizarnos mejor.
La comunicación entre un TCAE y enfermería es fundamental
Cada tarde debemos reunirnos con los profesionales de enfermería para que nos informen sobre las novedades de los pacientes de ese día o del día siguiente, tales como entradas a quirófano, pacientes que deben estar en ayunas para la realización de pruebas etc. Asimismo, nosotros les informamos a ellos de cualquier novedad que haya podido surgir a lo largo del turno. Como decíamos, la comunicación es una parte muy importante en nuestro trabajo.
Una de nuestras labores, también imprescindibles, es la de reponer el material. Es posible que tras el trabajo de enfermería haya que reponer material. El carro de curas debe estar siempre con todo lo necesario, y puede ser, que al turno de la mañana no le haya dado tiempo a revisar que esté todo correcto.
Además, es importante seguir unas pautas a la hora de realizar determinadas tareas, por ejemplo, no podemos bajar el material a esterilización sin antes haberlo lavado y desinfectado, esto es fundamental. Así como, una vez esterilizado el mismo, debemos colocarlo en su sitio.
El paciente como prioridad
Como comentábamos, a veces pueden surgir imprevistos a lo largo de la tarde, incluso alguna cura que no estaba en planning. Como profesionales TCAEs debemos estar pendientes de ello, pero siempre tenemos que priorizar al paciente por encima de cualquier otra cosa, incluso por encima de la reposición del material.
El paciente siempre debe estar atendido, y a veces es necesario contar con otros profesionales para que nos ayuden. Es el caso de los celadores, cuando tenemos que levantar a un paciente, primero debemos valorar si es con grúa o sin grúa. El Celador sabe movilizar al paciente mucho mejor que nosotros, por lo que nos puede ayudar para no cargar tanto peso.
No debemos olvidar incentivar al paciente a que camine o esté sentado el mayor tiempo posible, según el caso, para que la recuperación sea más temprana. El paciente, es la pieza más importante, y por ello, no sólo debemos ofrecerle una atención a nivel sanitario, sino también a nivel psicológico y social, se trata de que el paciente se sienta cómodo y cuidado durante su estancia.
Podemos mantener una conversación con él, mientras lo aseamos, mientras le damos de comer, o incluso si tenemos un rato libre. Es estar atentos a cada detalle que puedan necesitar, hidratar su piel, ofrecerles agua si no tienen un acompañante etc. Los pacientes agradecen tener a alguien al lado en quién apoyarse.
Hay pequeños gestos que, como profesionales TCAE, no nos cuesta nada hacer. Demostremos realmente nuestra vocación y lo bonito que puede llegar a ser nuestro trabajo allá donde estemos
