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Neurodidáctica: la neurociencia en el aula

¿Qué es la neurodidáctica?

La neurodidáctica es una disciplina que utiliza los conocimientos neurocientíficos para el desarrollo de mejores estrategias didácticas. Para ello, nos muestra todo lo que un educador debe saber sobre el cerebro: su anatomía, su desarrollo y su funcionamiento. En particular, el funcionamiento del aprendizaje. De este modo, podremos entender cómo aprende nuestro alumnado y cómo podemos mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Para ello, es necesario diseñar una figura para incluirla en el entorno académico especializada en todo el contexto de la neuroeducación: el Neuroeducador.

¿Qué es el Neuroeducador?

Una persona que pone atención a cada alumno y alumna independientemente de su condición cognitiva, haciendo que tanto las personas con necesidades especiales de apoyo como el resto no vean limitado su aprendizaje, sino que este sea mejorado de forma más eficiente.

Es aquí donde la neurodidáctica nos invita a trabajar en el diseño de aulas donde todos tengan las mismas oportunidades educativas independientemente de su capacidad cognitiva, lo que hace desarrollar entornos educativos donde surjan personas que sepan convivir en la heterogeneidad de la sociedad actual.

Para ello, debemos ser conscientes de los avances neurocientíficos que nos indican que el cerebro es plástico, lo que conlleva a una continua reorganización dependiente de los estímulos externos. Esta plasticidad es la que nos va a ayudar a entender que cada cerebro es único y que debemos prestar atención a las necesidades de cada alumno para poder llegar a un mismo objetivo. 

¿A qué nos ayuda la neurodidáctica?

La neurodidáctica nos ayuda a diseñar nuestro plan docente teniendo como objetivo principal favorecer el aprendizaje de nuestros alumnos. Para ello, debemos tener en cuenta algunas premisas para la mejora del aprendizaje como:

  • Dotar al alumno de un papel activo a la hora de aprender
  • Tener presente que cada cerebro es único, por lo que cada estudiante posee un ritmo de aprendizaje, unos intereses y unas necesidades concretas.
  • Recordar que el alumno es el verdadero protagonista de su proceso de aprendizaje y el responsable final del mismo.
  • Para que se produzca un aprendizaje adecuado se requiere de un proceso de exploración, razonamiento y comprensión.
  • Las emociones afectan de forma directa al aprendizaje.
  • Un entorno donde se fomenta la empatía favorece el aprendizaje.

¿Cómo diseñamos las clases en base a la neurociencia?

Gracias a la neurociencia, ya somos capaces de entender bien cómo aprende el cerebro y cuáles son los pilares fundamentales de este proceso. Por ello, a la hora de diseñar las clases, debemos tener en cuenta todos estos conocimientos para que este aprendizaje resulte más útil, creativo, rápido y ameno.

De este modo, podemos:

  • Fomentar la interacción y cooperación social.
  • Tener en cuenta las emociones y el estado de ánimo del alumnado en cada momento.
  • Promover las experiencias directas y sensoriales.
  • Incluir la música y el arte en el aprendizaje de otras materias.
  • Tener presente el ejercicio y el movimiento.
  • Diseñar un entorno de bienestar en el aula.
  • Asegurarnos de que el alumnado tiene sus necesidades básicas cubiertas.
  • Ser conscientes de que el saber sí ocupa lugar en nuestros cerebros.

De este modo, la neurodidáctica nos ayuda a concebir una educación más heterogénea y sin barreras, independientemente de las capacidades del alumnado, facilitándonos herramientas que se adecuen a cada alumno y alumna para que todos alcancen los objetivos académicos utilizando caminos adaptados a sus ritmos, necesidades e intereses.

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